sábado, 11 de julio de 2009

IGNACIO FIDANZA

Néstor Kirchner entre sus varios defectos, tiene un talento político: lograr que la sociedad termine discutiendo lo que a él le interesa instalar y no los problemas de fondo que sufre su administración. En las recientes elecciones redujo una elección nacional –en la que perdía ampliamente-, al debate si ganaba o perdía la provincia de Buenos Aires. Ahora, está inoculando en los medios y a través de ellos en la sociedad, otro debate igual de insustancial: si Guillermo Moreno se va o se queda en el gobierno. Y aún gente informada como líderes de la UIA, la Mesa de Enlace o distintos referentes en materia económica, parecen haber pisado ese palito.Cuando lo cierto es que esa modificación del elenco gubernamental, es de una nimiedad conmovedora frente a la fenomenal crisis de caja que vive la administración nacional y que por estas horas tiene en estado de zozobra al mercado.Un importante ejecutivo de un banco alertó a La Política Online sobre los verdaderos motivos que se sospechan detrás del curioso “asueto sanitario” que la presidenta Cristina Kirchner le dio al personal estatal para este viernes; y que un tanto inexplicablemente causó la inmediata adhesión de los bancarios.“¿De verdad piensan que a los Kirchner les preocupa la salud de los argentinos? Esto es un feriado cambiario disfrazado”, señaló la fuente. La medida de extremo corto plazo revela la gravedad de la situación real de la economía, que lleva al gobierno a manejarse en plazos de horas. De hecho no parece casual que hayan sumado este asueto al feriado, empalmando con el fin de semana. Ganaron así, cuatro días vitales para pensar una salida a la crisis. Es que el mismo miércoles, cuando juraron los nuevos ministros se derrumbaron los bonos y la bolsa. El obligado impasse en la plaza financiera, conjuró por algunos días, el riesgo de un castigo similar a un ministro recién elegido.Pero no sería la única razón. Tan grave es la situación fiscal de la Nación –y todas las provincias, incluida la Ciudad de Buenos Aires-, que según explicó a La Política Online un funcionario del área económica: “La gente no tiene ni idea el alivio que es un día con la Tesorería cerrada. Son 24 horas sin emitir pagos, y sin enfrentar el infierno diario de los proveedores y contratistas que quieren cobrar”.Sin embargo, desde el kirchnerismo reconocen la crisis de caja existe, pero de ninguna manera tiene la perentoriedad que traslucen los medios y algunos economistas.Bono patriótico y no tantoEn este marco volvieron a correr fuerte en el mercado las versiones de distintas opciones desesperadas del kirchnerismo para hacerse con fondos. Se menciona un bono patriótico más o menos compulsivo, al estilo de los que imponía Domingo Cavallo a bancos y entidades con recursos. Hasta la locura de canjearle al Banco Central los encajes obligatorios de los bancos por una obligación.Es bueno recordar que esos encajes no son propiedad del Central, sino de los ahorristas que los depositaron en los bancos; y el Central los inmoviliza para preservar en alguna medida esos fondos de la especulación bancaria. Se puede entender como una garantía mínima a favor del ahorrista. Sin embargo, habría no habría que temer aquí por los depósitos, ya que a diferencia de los años de la Convertibilidad, esos fondos está pesificados y el Central tiene la fábrica de pesos. Es decir que –simplificando brutalmente- si la institución que preside Martín Redrado eventualmente acepta reemplazarlos por un bono, y algún banco el día de mañana necesita esos fondos, siempre estará el recurso -si el Gobierno no tiene la plata para levantar la obligación- de emitir pesos. Claro, que el efecto de darle a la “maquinita” es conocido: inflación.Seguramente se trate de versiones infundadas, pero lo grave es que tengan entidad. Y lo hacen en algún punto la captura de los encajes o la suscripción de un “bono patriótico” daría recursos a un Estado asfixiado, sin la necesidad de devaluar. Por un rato. Pero se sabe, que en el kirchnerismo el día a día es el único dogma inalterable.
La caída de los ingresos brutosEn la Ciudad de Buenos Aires y en las provincias, un indicador central de la actividad económica está revelando la crítica situación que viven y que se agravaría el mes próximo. Se trata de la acentuada caída de la recaudación por ingresos brutos.Descenso que revela un enfriamiento de la economía y que según confirmaron fuentes del gobierno porteño: "el mes que viene se va a agrvar por el impacto en la actividad de la gripe A".Es clave en este marco el rol de Redrado, única garantía más o menos visible de racionalidad económica que queda en pie. El presidente del Central viene surfeando con gran habilidad entre las demandas del kirchnerismo y la necesidad de mantener un programa monetario que al menos conserve la apariencia de la consistencia. Apostaba a ser “el” ministro de Economía salvador después de las elecciones, respaldado por gobernadores y factores de poder locales e internacionales. Y una vez más, Kirchner lo dejó con las ganas.Ahora habrá que ver qué sucede si finalmente el kirchnerismo avanza con alguna de las medidas desesperadas que está maquinando y que deberían convalidar desde el Central. Por las dudas, sus allegados tienen avanzada una salida de lujo: podría ser el próximo rector de la Universidad de Ciencias Económicas de la UCA, donde ya ocupan cargos de relevancia gente de su entorno más cercano.Un Boudou para el ajusteNo parece casual que Néstor Kirchner haya elegido un ministro de Economía de raíz liberal, educado en el CEMA de Roque Fernández, para la etapa que se inicia. Sin fondos a la vista y descartada –por ahora- un "Rodrigazo" devaluatorio, lo que se ve es el principio de un ajuste.Por distintas vías, que al parecer mezclarán inflación y recesión . Por ejemplo, el flamante secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, ya anunció una reducción de los subsidios al sector, lo que derivará en suba de tarifas. Lo mismo está sucediendo en otros sectores sometidos a la regulación, como la energía. Por otro lado, ya sea vía un bono patriótico o algún impuesto a la renta financiera, lo que se está haciendo es secar la plaza de dinero y encarecer el crédito. La tontería de festejar el impuesto a la renta financiera oculta que este tributo los bancos lo cargarán a la tasa que volverá el crédito aún más inaccesible. O sea, no habrá financiamiento para la producción. O sea, una medida de ajuste recesivo.Y así se podría continuar citando ejemplos del giro que está realizando la política económica de Kirchner, con sus tiempos y contradicciones. Lo cierto es que más allá de los matices y las eventuales cortinas de humo, el gobierno sigue sin encontrarle la vuelta a un problema que ya está arrastrando a toda la economía nacional: el enorme agujero que dejó en las cuentas fiscales la disparada del gasto público que se realizó en el primer semestre, para ganar unas elecciones que por esas injusticias de la vida, igual se perdieron.

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