sábado, 14 de marzo de 2009

Eugenio Paillet

Néstor Kirchner empezó a madurar la decisión de adelantar las elecciones de octubre apenas apuró el amargo trago de la derrota en Catamarca. La primera en enterarse de esa tribulación fue su esposa, la presidenta. Recién anteanoche, un grupo de no más de ocho personas, entre funcionarios, dirigentes, legisladores y operadores políticos, tuvieron acceso a esa estrategia. Fue durante un asado que se sirvió en el quincho de Olivos y que empezó pasadas las 22. Agustín Rossi, Miguel Pichetto, Carlos Zaninni, Florencio Randazzo, Alberto Balestrini, Julio de Vido, Héctor Icazuriaga y Juan Carlos "Chueco" Mazzón fueron los convidados. Tres horas después, ya en la madrugada del viernes, todos acordaban que lo mejor para no sufrir una derrota resonante en octubre era adelantar los tiempos. Primero se imaginó una conferencia de prensa del ministro del Interior, en la Casa Rosada, para que difundiese la novedad. Ayer a la mañana, se convino en que era "mucho más institucional" que lo hiciera Cristina Fernández, que para ello utilizó el discurso previsto para poco después del mediodía en Rawson, Chubut, en un acto de anuncios para la región y posterior reunión con los mandatarios de provincias productoras de hidrocarburos.
La decisión de avanzar con el adelantamiento de las elecciones no estuvo exenta de tiras y aflojes. Y de aparición nuevamente en escena de la pelea que conmueve al gabinete entre duros y blandos, o entre halcones y palomas. Cuando temprano en la mañana de ayer los funcionarios empezaron a conocer retazos de lo que se preparaba, hubo quienes desaconsejaron la medida. Se habló en esos despachos de "signos de debilidad" y de "dejarse llevar de la mano por Macri". El jefe de gobierno porteño había hecho punta el día anterior con el adelantamiento de los comicios locales para el mismo domingo de junio.
También se dijo que una rápida lectura de la sociedad y de la oposición sería que el gobierno adelanta las elecciones porque después de lo de Catamarca, y frente a los malos humores de la sociedad por temas como la ola de inseguridad y el alargamiento del enfrentamiento con el campo, teme una derrota en octubre.
Un rápido repaso del archivo fue ejercitado no sólo por el periodismo, en uso de sus funciones propias, sino por funcionarios del sector más moderado del gobierno, que encontraron esa maravillosa perlita que entregó Kirchner cuando estuvo en Catamarca para el cierre de campaña del Frente para la Victoria. "Le pregunto al gobernador por qué adelanta las elecciones: ¿no será que tiene miedo a perder?", había dicho Kirchner entre provocador y divertido. El dato recorrió más de un despacho del primer piso de la Casa Rosada, donde funciona la Jefatura de Gabinete, durante la tarde de ayer.
Dicen los confidentes que están al tanto de lo que pasó en Olivos durante aquel asado que hubo al menos dos de los comensales, uno de ellos bonaerense, que aconsejaron hacer las elecciones legislativas cuanto antes si el gobierno no quería arriesgarse a una derrota mayúscula en octubre, aún en la provincia de Buenos Aires. "Tenemos aire hasta junio, después nadie sabe", dijo uno de ellos.
La fecha elegida, amén de empardar la que eligió Macri para los comicios porteños, es la más cercana que permiten los tiempos del calendario electoral. Kirchner se encerró en un aparte entre plato y plato con Rossi y Pichetto. Y les reclamó datos reales sobre las posibilidades del oficialismo de sortear sin problemas y sin arriesgarse a repetir fantasmas del pasado el paso en tiempo récord del proyecto que Cristina enviará el lunes a la Cámara de Diputados. "Tenemos el número suficiente en las dos cámaras", lo tranquilizaron. Desconfiado, el santacruceño quiso ver con nombres y apellidos la lista de aliados, posibles traidores y definitivamente desheredados de la causa, después de la última sangría. Rossi garantizó 129 votos positivos, y Pichetto 37, los justos como para sancionar la modificación del Código Electoral.
Cristina, una vez zanjados los detalles y aprobada la estrategia, se reservó la palabra final. Y se explayó sobre la línea argumental que utilizaría para presentar la medida durante su discurso en Chubut: "!El mundo se cae a pedazos y los pedazos nos van a caer encima, y nosotros de elecciones todas las semanas, así no hay país que aguante!", desgranó delante de los comensales, cuando llegaban los postres, lo que doce horas más tarde le anunciaría al resto de los argentinos.

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