sábado, 14 de marzo de 2009

Jorge Oviedo

Como los equipos de fútbol que defienden con desesperación un inmerecido empate arrinconados en su arco, como los boxeadores vapuleados que temen el knock out inminente, el matrimonio presidencial quiere que el encuentro se termine lo antes posible. Después se verá. Con esta maniobra típica de su estilo de conducción oportunista y meramente táctica, el Gobierno acaba de dejar claro que los próximos meses serán muy malos para la economía argentina, que lo sabe y que no quiere pagar el costo político en las elecciones.
Es lo mismo que hizo Alfonsín cuando adelantó a mayo las presidenciales de 1989 que debían hacerse en octubre. La hiperinflación, es verdad, llegó después, pero la derrota electoral simplemente llegó antes. La medida lanzada hoy con el sello político incuestionable de Néstor Kirchner es una pésima señal económica. Significa que lo peor está por venir y esa señal postergará cualquier decisión de gasto o inversión que hubiera resistido los malos humores de estos tiempos.
Quiere decir, además, que la situación fiscal está tan deteriorada que no soportará más allá de junio la sangría que representan los gastos electoralistas. Todo explica a las claras por qué el Gobierno no se saca de encima el conflicto del campo con una maniobra sencilla. Dicen todo el tiempo que si rigiera la resolución 125 el campo estaría hoy en mejor situación, porque las retenciones serían más bajas. Pues entonces, para terminar con el desgaste político que sufren y mostrar qué tontos fueron en la Mesa de Enlace ¿Por qué no la ponen de nuevo en vigor? Porque no pueden, porque la situación fiscal es mala y va a empeorar incluso aunque no se bajen las retenciones.
De paso queda a las claras que las retenciones móviles al campo eran, como se sospechaba, nada más que un mecanismo para recaudar más cuando los precios eran altos y que las rebajas en ocasión de los precios bajos no llegarían nunca. Y evidencia que la economía de los Kirchner ya tenía graves problemas hace un año, cuando ni siquiera había comenzado la crisis internacional que según dijo primero Cristina no nos iba a afectar y ahora resulta que es la culpable de todo.

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